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Entre a mi cuarto al fin a descansar, cerré la puerta, abrí la ventana y baje la persiana, entre las rendijas de esa vieja persiana se cuela el sonido de los grillos,, nunca los había escuchado cantar, simplemente los oía y pongo toda mi atención porque creo que están cantando para mí, es mi primera serenata , tal vez me la dedica el viento que silencioso también se cuela y me acaricia el rostro, me doy cuenta que hago figuras con mis manos reflejando en la pared con mi lámpara encendida, ese conejito que todos aprendemos a hacer cuando pequeños, ese corazón y hasta la paloma mensajera que se desaparece entre lo oscuro de mi cuarto porque en su buzón hay una nota con un ‘’te extraño’’ del que él no puede enterarse.
Miro el reloj con el que tanto peleo en las mañanas, 1:01 am casi que alguien me estaba pensando, creo que es hora de que el conejito, el corazón y la paloma descansen, no vaya a ser que aparezcan la serpiente, el perro y el cocodrilo y armen una fiesta como la que afuera interrumpió la serenata de mis grillos.


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